9.3.06

 

Cultura de las ciudades

Situacionistas: la deriva y el placer
El urbanismo contra la sociedad del espectáculo

Lo que cambie nuestra manera de ver las calles es más importante que lo que cambie nuestra manera de ver la pintura. Nuestras hipótesis de trabajo serán reexaminadas en cada desorden futuro, venga de donde venga. (Informe sobre la construcción de situaciones..., 1957)

Ahora que las calles vuelven a llenarse de multitudes, ahora que en las ciudades se marcha contra la guerra y las injusticias, ahora que la política es espectáculo y el arte quiere volver a ser una bandera, es buen momento para recordar a los situacionistas. El más politizado y conceptual de los movimientos de vanguardia artística de los '50 y '60, el más extremo en sus postulados y consignas, pero probablemente el más lúcido en cuanto a su comprensión de la esencial mezcolanza y ambigüedad de la ciudad, el arte y la política en la sociedad global del capitalismo avanzado.

La clave de su ideología artística y política es la creación de situaciones ("es decir, la construcción concreta de ambientes momentáneos de la vida y su transformación en una calidad pasional superior", Informe sobre la construcción de situaciones...), que trascienden la separación y nomenclatura previa de las artes, y especialmente la distinción entre artistas y espectadores. El teatro de Pirandello y Brecht, ampliado a campos territoriales que trascienden los de la representación convencional, resultan antecedentes de esta concepción donde ya no habría más artistas sino en cambio "vividores" de situaciones. Previsiblemente, los situacionistas abominan de su propio nombre(aunque su órgano de difusión responde al nombre de Internacional Situacionista, una revista que aparece una o dos veces por años desde 1958 hasta 1971), y prefieren decir que no hay un arte situacionista sino un uso situacionista del arte y de la vida. De alguna manera desarrollan la propuesta de Rimbaud, aquella de que "la Poesia ya no marcará el ritmo de la acción: estará por delante".

Se puede decir que la construcción de situaciones reemplazará al teatro sólo en el sentido en que la construcción real de la vida ha ido reemplazando cada vez más a la religión. Evidentemente el primer campo que vamos a reemplazar y a realizar es la poesía, que se consumió a sí misma en la vanguardia de nuestro tiempo, que ha desaparecido por completo. (Problemas preliminares a la construcción de una situación, 1958)

Nuestra acción sobre el comportamiento, en relación con los demás aspectos deseables de una revolución en las costumbres, puede definirse someramente por la invención de juegos de una esencia nueva. El objetivo general tiene que ser la ampliación de la parte no mediocre de la vida, de disminuir, en tanto sea posible, los momentos nulos. (Informe sobre la construcción de situaciones...)

En 1959 el arquitecto situacionista holandés N. Constant desarrolla el proyecto de New Babylon, una ciudad que por sus posibilidades de conectividad y derivaciones casi infinitas, David Cox (en su crítica al libro de Iain Borden sobre este proyecto) y Colin Fournier (en el número de AD de junio de 2001, dedicado a los situacionistas) comparan con la Internet. La ciudad está diseñada como un espacio dinámico donde es imposible repetir experiencias o desarrollar rutinas fijas. Liberados de las formas capitalistas de producción, sus habitantes se dedicarían al juego y el ocio. El proyecto tiene algunos contactos con la megaestructura presentada años más tarde por Yona Friedman (una ciudad espacial sobre París), sobre todo por la idea de continuidad e indeferenciación del espacio.

El movimiento tiene una especial intervención en los acontecimientos de mayo del ´68 en París, muchas de cuyas consignas son tomadas de las páginas de la Internacional situacionista (compárese por ejemplo aquello de "inventen nuevas perversiones sexuales" con estas frases del Informe sobre la construcción de situaciones...: "Ya se han interpretado bastante las pasiones: se trata de encontrar otras nuevas", o "Hay que definir nuevos deseos en relación con las posibilidades de hoy"). De hecho, un artículo de The Economist de 1998 sostiene que episodios como las clases en la calle o la entrada de los obreros en La Sorbonne, y en definitiva, todo el mayo francés, pueden ser leídos como "situaciones" en el sentido de Debord y sus camaradas.

Probablemente el mérito más grande de los situacionistas es el de postular al urbanismo como una suerte de arte integral, que resultará de una sustancial renovación de las relaciones de poder (algo que en la época se identificaba con la Revolución ..."


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